Exposición M.F. Llamazares.
Torre Pacheco dedica el Día del Municipio, a Don Manuel Frutos Llamazares, Pachequero de elección, un reconocimiento a título póstumo, con el nombramiento de Hijo Adoptivo de Torre Pacheco, un homenaje que se plasma en la Exposición M.F. Llamazares, compuesta por una selección de obras pertenecientes a la colección privada de la Familia Frutos Llamazares, que hace un recorrido por su vida y su extensa y rica obra, que se puede visitar en la Sala de Exposiciones de la Casa Consistorial.
El alcalde de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca, agradeció una vez más la generosidad de la familia, por la cesión de las obras, y ensalzó la figura del homenajeado y de su obra, destacando la oportunidad que supone para el municipio de Torre Pacheco, poder contar con esta muestra expositiva de gran calidad artística.
Horario Exposición M.F. Llamazares.
Sala de Exposiciones – Casa Consistorial.
Plaza del Ayuntamiento de Torre Pacheco.
La exposición se puede visitar en horario de lunes a viernes de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 h.
Horario especial Fiestas de Torre Pacheco.
Sábado 28 y domingo 29 de septiembre de 10.00 a 14.00 h.
Sábado, 5 octubre, de 19.00 a 22.00 h, lunes, 7 de octubre de 10.00 a 13.00 h. y sábado 12 de octubre de 10.00 a 14.00 horas.
M.F. Llamazares.
Manuel Frutos Llamazares nace en León en el año 1935.
Desde muy pequeño se hace patente su gran habilidad para la pintura.
En el año 1961 comienza los estudios de Bellas Artes. Es entonces cuando sus cuadros incorporan formas orgánicas presentadas a través de una visión abstracta, formas orgánicas que aparecen como alternativa a las orientaciones estilísticas dominantes.
Son los años setenta y se traslada a Gran Canaria. Allí Llamazares conoce los bordados de aquella tierra elaborados en tela de lino duro y a partir de entonces el bastidor queda a la vista y puede verse la pared, quedando las arpilleras en la parte inferior. El espectador tiene la sensación de poder entrar en el cuadro, de poder hacerlo físicamente; y Llamazares siente tal visualización como una liberación.
En el período 1976-1980, años en los que residió en Cataluña, en los cuadros de Llamazares va apareciendo cada vez más tela. Emerge entonces su formación técnica; afloran la geometría, el equilibrio, la composición. La tela es lino crudo. Es el “constructivismo geométrico”; la materia, la norma como reflexión de las formas creadas por la naturaleza o por el hombre.
En 1981 se traslada a Torre Pacheco (Murcia), en la que será ya la residencia definitiva del pintor. La etapa que transcurre desde aquel año hasta 1988 contempla diferentes formas de abordar la obra: primero surgirá el color (blanco, negro y algunos ocres); luego abandona el color y trabaja con “blancos puros”. En estos cuadros es importante el juego de luces y sombras. Ya no se trata de “entrar” en el cuadro. Se trata de “salir” de él.
La obra se estructura con formas geométricas (“formas emergentes”) que nacen de aquélla; pero más adelante el pintor renuncia a ese camino para retomar las formas geométricas “planas”, un retorno “dentro” del cuadro. Desde esas “formas planas” la obra evoluciona hacia una dinámica de finísimas líneas y entramados superando la división entre pintura y escultura, es decir, entre el objeto bi y tridimensional.
Nuestro autor concibe la posibilidad de crear planos de volumen en varias capas e incorporar un nuevo elemento: la luz. La proyección asimétrica de sus estructuras forradas en tela de lino consigue crear, de forma abstracta, la ilusión del volumen.
Sobre esas estructuras se sustentan diferentes temáticas (cráneos de animales, personajes de su entorno…) planteándose así la posibilidad de trabajar el “figurativismo”. Llamazares se da cuenta entonces de que con la mencionada técnica puede hacerse figurativismo, por lo que a partir de este momento abandona el constructivismo y todos sus cuadros responden a una temática figurativa.
Durante los casi cuarenta años que reside en Torre-Pacheco deja una gran impronta como profesor en el Instituto Luis Manzanares y con sus innumerables colaboraciones culturales en el municipio.
Llamazares destacó por ser un artista con cierto aire caótico y disperso con periodos de gran producción artística seguidos de otros momentos en los que era incapaz de entrar en su estudio. Meticuloso y perfeccionista, su obra es una mezcla de trabajo artesanal y virtuosismo clásico.
Su independencia económica le llevó a producir una obra alejada de los intereses económicos que la hubieran llevado a ser más dependiente de las exigencias de la demanda pero que hicieron de su producción un ejemplo de autenticidad, carente de los condicionamientos histórico-artísticos en el que le tocó vivir.
Consciente o inconscientemente nunca buscó el reconocimiento público y su carácter inconstante y aislacionista hizo que dejara pasar una y otra vez las posibles “oportunidades” que hubieran situado a Llamazares en un lugar preponderante en el mundo del arte.
Llamazares falleció en 2010.